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Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor

Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor

Quiero pensar que de modo premonitorio o estratégico, pero lo cierto es que el año 2012 fue declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Año Internacional del Cooperativismo. Lo de premonitorio, bajo la óptica de que quizás en ese momento se vislumbraba la desaceleración económica y la crisis, pero no en los niveles en los que actualmente nos movemos, lo de estratégico, precisamente confiando en este tipo de fórmula jurídica como la más adecuada para hacer frente a una situación en la que, no sólo está en peligro la economía, sino que pone en tela de juicio valores como la solidaridad, y el equilibrio social.

El entorno cooperativo y de la Economía Social en general, ha recibido esta designación como un regalo, pero también como un reto, basado en el compromiso que supone pertenecer a un ámbito de gestión y trabajo empresarial donde prevalece la persona sobre el capital. Los principios que asume la empresa u organización en cooperativa desde su concepción, son la democracia, la libertad, la igualdad de derechos y obligaciones, la participación, la autonomía e independencia, la promoción formativa e informativa de sus miembros, la cooperación e intercooperacion, el fomento del empleo estable y de calidad, la conciliación de la vida laboral y familiar, la igualdad de género, la sostenibilidad empresarial y medioambiental, el compromiso con la comunidad y la difusión de estos valores en su entorno. (Articulo 4. Ley 14/2011 de 23 de diciembre de Sociedades Cooperativas Andaluzas). Por ello, sigue vigente la afirmación de los/as pioneros/as andaluces/zas en esta materia: “el cooperativismo no es sólo un medio de vida, sino un modo de vida”.

El propio lema que encabeza el Año Internacional del Cooperativismo puede servir de resumen al planteamiento: «Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor», y ello desde tres ejes:

  • El de reconocimiento a “la contribución de las cooperativas al desarrollo social y económico, su impacto en la reducción de la pobreza, la creación de empleos y la integración social”. En el mundo hay mil millones de cooperativistas y tres mil millones de personas viven vinculados al cooperativismo.
  • El de desarrollo, fomentando la constitución y el crecimiento de cooperativas y de otras formulas de Economía Social, para abordar las mejores respuestas a las mayores necesidades, y alentando a los gobiernos y organismos reguladores a implementar políticas y normativas que propicien esta proyección. En Andalucía estamos en el mejor momento, una reciente y moderna Ley de Sociedades Cooperativas Andaluzas nos da cobertura. Agilizando los trámites administrativos y flexibilizando su gestión interna, la nueva norma además, incorpora novedosos elementos como las cooperativas de impulso empresarial, contando con el respaldo por unanimidad de todas las fuerzas políticas del gobierno regional.
  • El de concienciación de la importancia del cooperativismo y la Economía Social, presente no solo en los sectores económicos en los que más se conoce su actuación, como el agrícola o el transporte, sino también considerando su peso en la industria, la cultura, el medioambiente, la nuevas tecnologías, la educación, el turismo o el ámbito sociosanitario. Según datos de la Central de Estadísticas de la Economía Social de Cepes-Andalucía, en el 1º trimestre de 2012, se encuentran registradas en España 35.280 empresas bajo formulas de cooperativas y sociedades laborales, de las cuales 7.447 son andaluzas, y ello sin considerar los centros especiales de empleo, la mutualidades, las asociaciones y fundaciones, las empresas de inserción y los autónomos, cuya filosofía de funcionamiento y pertenencia a organizaciones de Economía Social, las reconoce como entidades basadas en el capital colectivo, la toma de decisiones colegiada y la reinversión de beneficios.

De otro lado, la Economía Social engloba fórmulas muy adecuadas y con mucha capacidad para generar empleo en sectores y situaciones muy afectadas por el desempleo y en las que juega un importante papel el desarrollo territorial o el de un determinado colectivo.

Esta vinculación a los territorios y objetivos comunes, dio lugar a la definición de Economía Social que aparece en el Informe del Congreso de los Diputados de 2 de junio de 2011, como «Actividad económica y empresarial, privada, que llevan a cabo las sociedades o entidades que asocian a personas físicas o jurídicas, que persiguen el interés colectivo de sus miembros y/o el interés general, económico y social, y están vinculadas al entorno. Funcionan, principalmente, bajo un régimen donde la persona tiene primacía sobre el capital, de manera participativa, solidaria y democrática. Forman parte, también, de la Economía Social las entidades de naturaleza fundacional que persiguen el interés general».

Para muchos/as autores y autoras, la mezcla de desarrollo local y economía social es la solución y la alternativa en momentos como los actuales, en que existe una crisis económica sin precedentes, cuyo origen nada tienen que ver con la economía real y productiva, y donde el emprendimiento colectivo supone mucho más que suma de acciones individuales.

Porque la Economía Social y especialmente el cooperativismo, supone la armonía entre los objetivos de cohesión social y el crecimiento económico. Si metafóricamente habláramos de una orquesta, los instrumentos están perfectamente coordinados, el compromiso es grupal y el resultado colectivo supera la interpretación personal. Y es mucho más que una suma de notas musicales individuales y una única melodía la que se percibe. La Filarmónica de Londres funciona en régimen de cooperativa, así como otras empresas que pueden resultar mas cercanas a nosotros/as como la productora de lácteos Covap, la cadena de supermercados Coviran o el Colegio «La Hispanidad».